martes, 24 de abril de 2012

FUI ATROPELLADO EN LA SUPERAUTOPISTA DE LA INFORMACIÓN


Fragmento de “Detonador Cósmico III: Mi Vida Después de la Muerte” (Robert Anton Wilson)

Traducción: Mazzu Stardust







FUI ATROPELLADO EN LA SUPERAUTOPISTA DE LA INFORMACIÓN



Éste no es un mundo normal.

--Batman



“Tal vez” es una caña muy débil de la cual colgar toda tu vida, pero es todo lo que tenemos.

--Hannah y sus hermanas





De acuerdo a fuentes confiables, fallecí el 22 de Febrero - cumpleaños de George Washington - de 1994. No sentí nada especial o chocante en ese momento, y creí estar todavía junto a mi procesador de texto trabajando en una novela llamada La Novia de Illuminatus. Sin embargo, a la hora del almuerzo, al revisar mi contestador automático, descubrí que Tim Leary y otra docena de amigos habían estado llamando, intentando comunicarse conmigo, o - si habían creído a las fuentes confiables - compartiendo sus pesares y condolencias con mi desconsolada familia. Rápidamente descubrí que la noticia de mi trágico final había aparecido en Internet, una de las redes informáticas más populares, en la forma de un obituario de Los Angeles Times:



“El célebre autor de ciencia-ficción Robert Anton Wilson fue hallado muerto en su casa ayer, aparentemente víctima de un paro cardíaco. El sr. Wilson, 63, fue encontrado por su esposa, Arlen…

Wilson fue autor de numerosos libros… fue famoso por sus puntos de vistas libertarios, su amor por la tecnología y humor sarcástico. Tenía dos hijos… etc.”



Originalmente, esta necrológica del L. A. Times fue ingresada a la red por alguien en Cambridge. Inmediatamente pensé en los bromistas del M. I. T. - los Gremlins del Ciberespacio, como alguien los bautizó -. Admiré la verosimilitud artística del Gremlin que falsificó el obituario. Malinterpretó mi obra (solamente 6 de mis 28 libros pueden ser clasificados como ciencia-ficción, tal vez 3 como ciencia-facción). También, torpemente, le erró a mi edad por un año y al número de mis hijos por uno. Pequeños toques de incompetencia e ignorancia que ayudaron a crear la impresión de que se trataba de un verdadero y sincero artículo del L. A. Times -- como las sillas chirriantes, toses de fondo, diálogos superpuestos, calidad de sonido escrupulosamente “mala” etc., que hicieron parecer “verdaderos” a los noticieros artificiales de las dos mejores películas de Orson Welles: Citizen Kane y F For Fake. El falso obituario del L. A. Times no podía competir con los engaños monumentales de Welles - por ejemplo, con el show radiofónico prematuramente desconstruccionista “La Guerra de los Mundos”, donde la música suave era interrumpida por noticieros ominosos confundiendo los límites entre “arte” y “realidad” de toda una audiencia masiva -. Pero si bien el artículo no tenía el peso de Welles, ciertamente contenía la mezcla wellesiana entre arte y magia: en retrospectiva, incluso me recuerda un poco a un show de arte surrealista de 1923, donde la audiencia se encontraba en el jardín con un taxi - en cuyo interior llovía -, con un letrero que decía gnómicamente:



DADA NO HA MUERTO

VIGILEN SUS SOBRETODOS





Siempre pensé que aquel doble chapuzón de guerrilla ontológica (por Dalí y Bretón, respectivamente) condujo a la audiencia más allá del surrealismo hasta el postmodernismo, es decir, al Agnosticismo Total y/o a la desorientación terminal. Ciertamente, el arte y la vida, y el arte y la magia nunca volvieron a ser desenredados con claridad para satisfacción de los espectadores. En esta lucha por derrumbar la Cortina de Hierro entre creatividad y “realidad”, tiendo a ver la farsa de los marcianos wellesianos como el segundo paso más grande luego del surrealismo y, ejem, a veces, inmodestamente, considero mi propio trabajo como un tercer paso. Pero el Gremlin que me mató el 22 de Febrero, impulsó “la transformación de la mente y todo aquello que se le parezca” (Bretón) un salto cuántico más allá de lo que yo nunca había llegado. Provocó dolor y sorpresa verdaderos, si no, pánico masivo wellesiano. Un amigo me contó que el primer artículo que vio, en Compuserve, citaba la supuesta necrológica del Times y agregaba: “Esto es tan malo como cuando nos enteramos de la muerte de Zappa. Voy a meditar en su memoria”. Otro cibernauta, una mujer, tecleó todo un capítulo del Eclesiastés por mi memoria -- “Para todas las cosas hay sazón, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su tiempo: Tiempo de nacer, y tiempo de morir;” etc. -- y luego añadió “¡Ahora salgan y ENFIÉSTENSE COMO A ÉL LE HUBIERA GUSTADO!”. Un boletín de “La Casa de los Apóstoles de Eris, San Francisco” decía que “los intentos de contactar a Robert Anton Wilson han sido infructuosos” -- ¿Mmmmh? -- no obstante, afirmaba que “RAW está vivo y ocupado en trabajos religiosos” Creo que el autor de ese artículo intentaba sonar poco convincente, especialmente para los iniciados en mis Novelas Clásicas (los “trabajos religiosos” erisianos consisten en operaciones jode-mentes y “shocks” en el estricto sentido masónico de la palabra) Él (o ella) proyectó una sospecha contagiosa sobre otras negaciones posteadas en la net por varios amigos que habían podido comunicarse conmigo. Ciertamente, los conspiranoicos que habían seguido mi carrera desde Illuminatus, no creerían en un reporte que admite, sospechosamente, que nadie pudo contactarme… Muchas de las contribuciones a la controversia de muerto-o-vivo parecían dudar en que si yo había muerto (o no) en Los Angeles o en San Francisco. La más graciosa de todas afirmaba que yo estaba vivo, pero en Howt (Condado de Dublin, Irlanda) – donde viví la mayor parte de los 80s:



“Contactado en su hogar en el Castillo de Howth, Wilson dijo ‘los reportes sobre mi muerte han sido un tanto exagerados. Aún puedo tambalearme un poco e incluso gastar alguna bromilla ocasional’.”



A lo que algunos astutos, reconociendo la chanza joyceana, respondieron: “¿No será el Castillo de Howth y sus alrededores?” La leyenda de Howth continuó circulando por la red, y pronto incluyó la noticia de que yo había asumido la presidencia del Comité para la Investigación Surrealista de las Afirmaciones de lo Normal (CISAN) luego de la muerte de su fundador, el Profesor Timothy F.X. Finnegan, de la Universidad de Trinity – Dublin, y que el CISAN todavía ofrecía $ 100.000 a cualquier “normalista” que pudiese presentar “una persona, lugar, o cosa perfectamente normal – o incluso un ocaso ordinario. O un día común”. Claro: Finnegan y el CISAN existen en cierto sentido, al igual que el Castillo de Howth, como ya sabrán los lectores de mis obras – no en el mismo sentido en que existe la Estatua de la Libertad, pero tampoco en el sentido enteramente metafórico en que existe la Deuda Nacional o la Santísima Trinidad. Pero el resultado de todo esto fue que comencé a preguntarme si no será que sólo existo de alguna manera semiótica o metafórica, como una versión masculina y anciana de la Virgen. Digo, ¿Existo de la misma manera en que existe el Castillo de Howth en Dublin, o en la manera en que existe el Castillo de Howth y sus alrededores en Finnegans Wake? Recuerdo un tratado espiritista que leí una vez (hojeo todo tipo de literatura extraña, con eso evito creer totalmente en lo que los medios masivos nos dicen que es la Verdad Oficial). Aquel tomo fantasmagórico afirmaba que los pobres espectros a menudo no nos enteramos que hemos muerto hasta que algún médium nos “contacta” y nos explica por qué la gente nos trata de manera tan ruda últimamente – es decir, por qué incluso nuestras esposas e hijos nos ignoran categóricamente a menos que sacudamos lámparas o golpeemos en código sobre la mesa. También había leído la hilarante “guerra panfletaria” que mantuvo Jonathan Swift  con el astrólogo Patridge, donde discutían si Patridge había muerto o no el día predicho por un astrólogo rival, Isaac Bickerstaff (“Bickerstaff” suena mucho al propio Swift operando tras una máscara como era usual, como también Lemuel Gulliver, el científico trotamundos, sonaba curiosamente parecido a Swift; con esta cuestión aprenderemos mucho sobre la Realidad y las Máscaras) A pesar de que Patridge insistía vehementemente en la continuidad de su vitalidad, el argumento de Swift, un modelo de la sutileza celta, sostenía que el hecho de que un hombre afirmara que no había muerto y que incluso así lo creyera, no implica, lógicamente, que nosotros debamos dar crédito a su testimonio sin pruebas que lo corroboren. Aquello dejó sin palabras al pobre Patridge (nunca discutas con un intelectual dublinés) – y ahora yo también me sentía así. Obviamente mi testimonio en el asunto no habría convencido a Swift, cuando decidió hacer el papel de científico escéptico, y me pregunto si convencería al CSICOP – el grupo opuesto al CISAN. El CSICOP (Comité para la Investigación Científica de las Afirmaciones de lo Paranormal) cree que lo “normal” realmente existe en algún lugar, y no sólo en un mundo espectral platónico. Aseveran que existe en todos lados, y que no existe ninguna otra cosa. (Si vemos alguna de las 10100 cosas no-normales de este mundo, ellos afirmarán que hemos tenido una alucinación) Como escribió un famoso bardo:



Pensó ver un cajero de banco descendiendo del bus

Miró de nuevo y vio un hipopótamo



Recuerdo una novela de Phil Dick, Ubik, sobre un montón de personas muertas que no sabían que habían muerto, y que pensaban que el universo había comenzado lentamente a transformarse en mierda. Si eso es lo que me sucedió, no podría saberlo - por definición. Ese tipo de pensamientos realmente pueden perturbar nuestra arquitectura mental, especialmente si uno derrochó gran parte de su vida en la filosofía epistemológica y en extractos de cannabis. Yo me he entregado a ambos vicios en muchas ocasiones, y temo haberme convertido en un ejemplo horrible de Existencialismo Agravado. Peor aún: también he escuchado a Albert Rosenfeld, un médico distinguido, dando una conferencia sobre “muerte clínica”, diciendo “hemos avanzado mucho desde aquellos días en que Marshall Dillon levantaba la sábana y decía ‘si, está muerto’. Ahora se necesita un comité para decidirlo”. Pero estas dudas ontológicas se hicieron a un lado cuando la CIA entró en el Viaje, haciendo el papel de los Demonios Iracundos de éste bardo. Alguien (que firmó como “Anon.”) ingresó lo siguiente en varias páginas de noticias de internet:



“LA CIA ASESINÓ A ROBERT ANTON WILSON”



“Wilson no murió por causas naturales. Fue asesinado. Temprano, ese mismo día, una inyección con un veneno de efecto retardado basado en toxinas de mariscos le fue suministrada a Wilson por agentes especiales del ESCUADRÓN SÚPER SECRETO DE OPERATIVOS NEGROS de la CIA, utilizando una aguja especial hecha de un plástico que se disuelve en el cuerpo sin dejar rastros. El cuerpo de Wilson fue trasladado y cremado inmediatamente, salteando el paso habitual de la autopsia POR ÓRDENES DE ARRIBA.



“Es claro por qué los podere$ querían muerto a Wilson. Era un elemento peligroso; el gobierno sólo puede gobernar si la mayoría no cuestiona el sistema (no importa quién sea el que “mande”). Las minorías problemáticas pueden silenciarse discretamente, mediante la ACCIÓN EJECUTIVA (asesinato), como sucedió con Wilson…”



“Antes, las mismas agencias (CIA, NRO, DEA y el GOBIERNO FANTASMA BOLCHEVIQUE de CFR/TLC/Bilderberger) neutralizaron al defensor del LSD, Timothy Leary, con una neurotoxina que DESTRUYE LA MENTE e INDUCE ARTIFICIALMENTE A UN ESTADO SIMILAR A LA SENILIDAD…”



“Se alienta la diseminación de esta información. HAGA 30 COPIAS”



Bello como rata de cloaca, pensé al leer esto. Ahora, cuando Tim le diga a la gente que yo no he muerto, funcionaría como una nueva evidencia de su “senilidad”. Por supuesto, también disfruté de la idea de que alguien, en algún lugar, me considerase tan importante como para aterrorizar a la CIA y hacerles llamar a su ESCUADRÓN SÚPER SECRETO DE OPERATIVOS NEGROS para eliminarme. (…)



Otros se pusieron más bizarros:



“Tal vez el gobierno instaló un RAW VIRTUAL en su lugar para apaciguar los miedos de la gente. Ah, seguro, puede responder lo que quiera, pero yo sé que no es el VERDADERO RAW.”



Pero mi favorita entre todas estas contribuciones a los Mitos de Wilson fue agregada por alguien con el apodo The Green One:



“No hay ninguna toxina. No hay ninguna aguja. No has escuchado nada sobre una toxina. No has escuchado nada sobre una aguja. No eran herramientas de la conspiración. No hay ninguna conspiración. La toxina y la aguja, que no existen, no forman parte de la conspiración, que tampoco existe. Fnord. Repite conmigo. No hay ninguna toxina…”



Que puedo agregar a este fragmento de guerrilla ontológica, excepto “¿Fnord?”




4 comentarios:

  1. Mazzu! ¿Qué tal vas con la traducción del gato de Schrödinger? La espero con ansia :)
    Si necesitas ayuda con la traducción yo te ayudo.
    Saludos! :D

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  2. Ya la terminé!!! Ahora la estoy revisando y eso me va a llevar unos cuantos días... ni bien haya concluído la revisión, la subo a Scribd y la comparto aquí y en facebook ;) saludos!

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  3. ¿Que tal Mazzu? Debo decirte, que gracias a vos, pude acercarme a este personaje que esta cambiando constantemente muchas cosas en mi cabeza. Ya lei (devore) illuminatus y prometeo ascendiendo y me dijeron que cosmic trigger es lo mejor de el, ¿también la estas traduciendo o conoces alguna fuente traducida? Muchas gracias, de entero corazon, por hacer este laburo, estas haciendo un laburo increible !

    Te mando un abrazo!

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    1. Gracias por el feedback Sergio! Si, estoy traduciendo Cosmic Trigger pero voy algo lento por cuestiones personales; acá tenés otra traducción que hice de RAW, la "Trilogía del Gato de Schrödinger": http://es.scribd.com/doc/120594369/Trilogia-del-Gato-de-Schrodinger-Robert-Anton-Wilson

      Un abrazo!

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